El proceso de fabricación comienza en el campo, con la cosecha de la caña de azúcar; la materia prima del papel es la caña de azúcar o los árboles de crecimiento rápido.

Durante la zafra, la caña cosechada es transportada hacia los trapiches. Allí se muele para obtener por una parte el jugo, y por otra el bagazo.

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El bagazo es un residuo que se obtiene de la trituración de la caña. Este es procesado y se separa mecánicamente la fibra de la caña de azúcar de la médula.

La fibra es reflotada y volcada en una pileta mediante canales por los que circula el agua. La suspensión de fibra en agua es recibida por zarandas vibratorias que retiran el agua.

El agua se reutiliza siendo derivada para el riego de los campos de caña de azúcar.

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Luego en los digestores la fibra recibe un proceso de cocción en soda cáustica y vapor para eliminar la lignina, el “cemento” natural que une a las fibras.

Esta pulpa marrón es blanqueada mediante procesos químicos y se obtiene la pulpa blanca que es la pasta con la que se va a fabricar el papel.

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La hoja es pasada por un sistema de rodillos, para darle lisura y el espesor deseados. Así pasa a la bobinadora. En este lugar, una bobina de gran tamaño es cortada en bobinas  de diferentes anchos, según los distintos productos de papel que se desea obtener.

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De las bobinas pasa al sector de conversión. En éste se convierte el papel en bobinas embaladas, resmas y formularios continuos. Todos estos son productos listos para comercializarse.